martes, 19 de agosto de 2008

Dos semanas sin vuelos en Cuenca


El cierre de la terminal aérea empezará en 14 días. Alrededor de USD 480 000 dejarán de percibir las aerolíneas por venta de boletos y transporte de carga.
El cuencano Pedro Jimbo está preocupado porque su hermano Bolívar tiene previsto llegar de España a inicios de septiembre. Pero del 1 al 14 de ese mes el aeropuerto Mariscal Lamar de Cuenca estará cerrado, por lo que su traslado será por tierra desde Guayaquil.

Le preocupa la inseguridad en el sector de Molleturo y Yerbabuena, donde ya se registraron asaltos. Su estrategia será contratar una furgoneta y viajar en una caravana junto con otros familiares para evitar problemas.

Como él, 10 000 personas (potenciales viajeros) saldrán y llegarán a Cuenca vía terrestre mientras dura el cierre del aeropuerto Mariscal Lamar. Entre el 1 y el 14 de septiembre se cambiará el asfalto de los 76 000 metros cuadrados de la pista (1 900 metros de longitud y 40 de ancho). La inversión de la obra, que ejecutará la constructora Carvallo AZ, bordea los USD 1,8 millones.

Durante esta intervención, la Corporación Aeroportuaria perderá USD 105 000 por tasas de pasajeros y derechos de aterrizaje de las naves. Pero las más afectadas serán las aerolíneas que operan en la ciudad.

Según Pablo Calle, gerente de Tame en Cuenca, se estima que en esas dos semanas Tame, Aerogal e Ícaro tendrán pérdidas por unos USD 480 000, por venta de boletos y por transporte de carga.

Solo Tame mantiene reuniones con empresas de transporte interprovincial para buscar alternativas de traslado para sus pasajeros, aunque aún no se concretan. Para los usuarios cuencanos, la única opción es el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, de Guayaquil.

Los pasajeros que viajen a Quito y usen esa terminal son la esperanza de las compañías aéreas para minimizar sus pérdidas. Las tres firmas mantendrán abiertas sus oficinas para la reservación y venta de boletos aéreos.

Sin embargo, Calle dice que no se aumentarán los vuelos entre Quito y Guayaquil, porque hay aviones que parten cada 60 ó 90 minutos entre ambas ciudades. Una de las alternativas que se estudia es el empleo de las aeronaves Airbus A320 y Embraer 190, con mayor capacidad.

Para el subgerente en Cuenca de Aerogal, Pablo Romero, el cierre ocasionará pérdidas económicas a las aerolíneas y molestias a los usuarios, pero la reconstrucción de la pista es positiva porque permitirá operar con mayor seguridad y menos desgaste de trenes de aterrizaje, estructuras y los sistemas de freno.

Ícaro también mantendrá abiertas sus oficinas con personal reducido para la emisión de boletos y reservas. Pero esa compañía también deja por cuenta de los pasajeros el arribo hasta Guayaquil, su idea es evitar inconvenientes que pudieran derivarse del traslado por tierra, dice su gerente en Cuenca, Cristian Torres.

En ese entorno, las compañías de transporte interprovincial planean obtener mejores réditos. Alejandro Sigüencia, gerente de Atrain (alianza de cuatro empresas de transporte interprovincial), dice que hay 130 unidades que pueden operar a Guayaquil.

Regularmente esta ruta se cubre con 56 frecuencias diarias, que parten desde la terminal cuencana cada 40 minutos. Hay dos opciones: viajar por la Cuenca-Molleturo-Puerto Inca (cuatro horas) y la Tambo-Durán (5 horas). La Corporación Aeroportuaria de Cuenca logró por su parte un acuerdo con una alianza de seis empresas de turismo que pondrán a disposición 50 buses y furgonetas turísticas para trasladar a los pasajeros desde el aeropuerto Mariscal Lamar hasta el José Joaquín de Olmedo.

La Policía de Tránsito del Azuay mantendrá tres puestos de vigilancia permanentes en la vía Cuenca-Molleturo-Puerto Inca-Guayaquil, en los sectores de Sayausí, El Cajas y Tamarindo, con 22 policías.

Según el jefe de Tránsito de Azuay, Mauricio Gutiérrez, está en capacidad de doblar el personal e instalar tres puestos móviles de control para precautelar la seguridad. Aunque -advierte- aún no hay ninguna petición formal.

Según Eduardo Ramírez, director de la Corporación, luego del cierre, el aeropuerto cuencano quedará operativo en su totalidad, salvo algunos equipos importados como un ascensor y dos bandas para equipaje.

Desde marzo pasado se invierten USD 4.5 millones en el reasfaltado de la pista, la remodelación de las instalaciones de la terminal aérea y equipamiento de seguridad. Ese monto se financia con recursos de la corporación y un crédito del Banco del Estado.

La nueva terminal

El cierre está previsto para 14 días, pero depende de las condiciones climáticas. Cada día de lluvia aplazará en 24 horas el fraguado del asfalto.

Estos trabajos incluirán la construcción de un nuevo cerramiento alrededor de todo el aeropuerto. Esta obra complementaria tendrá un costo aproximado de USD 140 000.

El arreglo de la pista del aeropuerto Mariscal Lamar costará unos USD 1,8 millones. El nuevo asfalto tendrá una vida útil de 15 años, según las proyecciones de la Corporación Aeroportuaria.

El edificio remodelado tendrá una sala de preembarque con capacidad para 750 personas, cuatro salas vip, una sala de negocios y un patio de comidas en la antigua terraza.

Otros USD 1,2 millones se invertirán en el reequipamiento de la seguridad . Este rubro incluye la adquisición de una autobomba de 3 000 galones.

El año pasado la terminal aérea cuencana tuvo 242 000 pasajeros y para este año se prevé un incremento del 10%, explicó Eduardo Ramírez.

No hay comentarios: